Un interesante artículo, querida compañera, tierno y...un poquito mentiroso, muy ochentero.
No, creo que por mucho que anotes las pequeñas alegrías en el dietario de tu vida como el beso de tu perro, la sonrisa del vecino o tus análisis correctos; a veces, los dardos dan en la diana y su dolor apaga las otras pequeñas alegrías. Estas sirven —en eso estoy de acuerdo— para vivir con plenitud la mayoría de la vida pero hay una partecita...que ni besos de perro ni sonrisas de todo el vecindario
No obstante, ¡qué bien se lee a Vicent! Entra dentro sin darte cuenta.
Un abrazo.