En mi vida había escuchado nada semejante, Pepa, si es así, ojalá cunda el ejemplo. Lo que pasa es que dicha generosidad puede leerse con doble sentido. Que la nobleza humana no se ha perdido del todo, y eso es bueno. Menos bueno es que siga habiendo cada día más pobres que necesiten de la generosidad de otros.
Así es como yo lo veo.
Un beso desde Avilés-Asturias-

Fijaos que esa película (Un mundo implacable) es de 1976. Ya viene la cosa de largo. Como el artículo de Pérez Reverte de 1998 que colgué por aquí hace tiempo. ¿Por qué la gente no reacciona, por qué no atiende...? Al final será cierto que se tiene lo que se merece. Es triste pero...

Sobre la historia de los cafés, me parece rara, al menos tal como está. Veo mucho café pendiente para poco café tomado. Ese tipo de solidaridad podría servir cuando los necesitados son pocos, en un mundo próspero. Hasta podrían dejarse las ayudas en la calle, sobre los bancos, para que las coja quien las necesite. Pero cuando mucha gente está mal, ni los perros encuentran comida en la basura.

Quedan bien y son bonitos rasgos de solidaridad. Yo creo que en las épocas de bonanza los políticos hacen dos partes con el dinero que recaudan: una la roban, la otra la gastan en lo necesario. Cuando vienen vacas flacas, la primera es intocable (¿por qué, si no, iban a estar allí?) y para la segunda queda poco. Por eso antes nos dejarán sin sanidad, pensiones ni escuelas que perder las prebendas, sobres y demás chanchullos.

La cuenta es fácil: según el INE, el PIB español en 2009 fue de 1.117.000.000.000 euros. O sea, un billón, ciento diecisiete mil millones de euros. Eso sólo lo que se ve. Entre 40 millones de habitantes da unos 28.000 euros por persona y año. ¿Dónde están?