No existe en este Foro un hilo de chistes, por eso, hoy inicio uno con una primera participación:
Paco se ganaba la vida criando marranos, pero quería mejorar su granja para así ganar algo más. Otro campesino le informó de una nueva variedad de cerdos muy productivos, alterados genéticamente, que vendían en Australia. Y, ni corto ni perezoso, solicitó veinte ejemplares que le llegaron por barco tras varias semanas de espera. Se los miró contento pero advirtió que todas eran hembras.
Enfadado, llamó por teléfono a Australia. Ellos se disculparon por el error y le prometieron enviarle un cochino macho que le llegaría lo más rápido posible en solo unas semanas. De todas formas, si no desea esperar tanto, le dijeron, puede probar lo siguiente:
-Esta raza está alterada con genes humanos, o sea, que también aceptan el semen del hombre. Ya verá que cuando estén preñadas se tumbarán al sol para acelerar el parto y evitarán siempre la sombra. -Sí, claro. ¿Pretende que me pase por la piedra a las veinte marranas? -Hombre... sería solo una solución provisional hasta que le llegue el macho.
Paco no vio mejor opción que tomar cartas en el asunto lo más rápido posible. Pero estaba preocupado por lo que pudieran pensar de él en el pueblo si lo pillaban jodiéndose a las marranas. Por eso, se levantó temprano, las subió a la camioneta y se las llevó a pastar al campo, bien lejos del pueblo. Una vez allí, se bajó los pantalones y se trabajó una por una las veinte cochinas hasta que todas quedaron satisfechas.
A la mañana siguiente, antes de levantarse, preguntó a su mujer:
-María, echa un vistazo por la ventana y dime si las marranas están tumbadas al sol. -No, Paco. Están todas a la sombra. -¡Joooder!
De nuevo se las llevó al campo y ¡zas! una tras otra fueron desfilando ante él. Cuando regresó a casa estaba exhausto, no podía con su alma. Hasta su mujer quedó esa noche algo contrariada cuando vio que Paco se iba pronto a la cama sin cumplir con su obligación marital.
Una vez más, a la mañana siguiente, Paco preguntó:
-María, mira a ver si ya están tumbadas las marranas al sol.
Ella miró por la ventana. No entendía la obsesión de su marido.
-Pues no, Paco. No están ni al sol ni a la sombra, que están todas subidas en la camioneta, haciendo palmas y bailando sevillanas.
_________________ Saludos desde Tarragona - España / Salutacions des de Catalunya - Espanya Los halagos ensalzan nuestro ego, pero una crítica constructiva nos hace más sabios. JGM.
|