LA NOCHE DE SAN JUAN: En España, la festividad católica de San Juan coincide con el cambio de solsticio, se dejan atrás los seis meses invernales y se pasa a los seis meses estivales. Es la noche más corta del año, a partir de ese día las noches se alargan y los días se acortan. Su celebración en los países europeos se remonta al pasado, en el que era una fiesta pagana. La Iglesia Católica adaptó en gran parte su santoral a las fiestas paganas populares y también copió para sí algunos de sus ritos ancestrales. La celebración del nacimiento de Jesús el 24 de diciembre no es ni más ni menos que la adaptación de ese acontecimiento puntero en la cristiandad a una celebración pagana. Lo mismo sucede con la conmemoración de la muerte de Cristo y su resurrección. Todo está basado en unas fiestas paganas que se celebraban en unas fechas concretas y variables cada año. A resultas de esto también el carnaval, carnestoltes, carnestolendas, la festividad de la carne o como queramos llamarlo, sigue un calendario supeditado a la fecha de la celebración de la Pascua. En la antigua y decadente Roma, las fiestas en honor a la carne tuvieron una gran relevancia.
La tracidición quiere que en la noche de San Juan, considerada una noche mágica, se queme en hogueras apropiadas todo lo viejo que ya no necesitamos, sobre todo muebles, pero también aquellas cosas que representen un lastre del pasado y de las cuales deseamos desprendernos. Con la quema de estas cosas conseguiremos una purificación, pero para entrar purificados en el nuevo solsticio, nuestro cuerpo deberá hacerlo con fuego, saltando sobre la hoguera o bien dándonos un baño a la luz de la luna en esa noche tan particular. (Los más modernos se bañan desnudos).
En la actualidad, estos rituales se hacen de alguna manera en muchos puntos de la geografía española (en otros países europeos existen tradiciones parecidas); se bebe, se come algún pastel típico de estas fechas, se canta, se baila, se salta sobre la hoguera, se reunen grupos de amigos junto al mar, se bañan y, sobre todo, se auyentan los malos espíritus a base de una buena y sonora pirotécnia.
De nuestro enviado especial de Lea y corresponsal en tierras hispanas: Jósgar.
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