No sé por qué te quiero,
será que tengo alma de bolero,
tú siempre buscas lo que no tengo
te busco en todas y no te encuentro,
digo tu nombre cuando no debo.
La música sonaba en la radio y Víctor, mientras la oía, veía a Julia sudorosa y con el pelo sujeto en una trenza medio deshilachada que la hacían apetecible.
De lejos, la había visto sacudir la alfombra en el jardín y, en un impulso incontrolable, se desvió de su camino hacia el Ayuntamiento
No sé por qué te quiero
si voy a tientas tú vas sin freno,
te me apareces en los espejos,
como una sombra de cuerpo entero,
yo me pellizco y no me lo creo.
Desde hacía meses, cuando una taza de café fue acompañada por besos y la pasión más intensa, Julia no se apartaba de él: sonriente, desnuda, ofreciéndose con los pezones erectos. Ella.
Querer como te quiero,
no va a caber en ningún bolero,
te me desbordas dentro del pecho,
me robas tantas horas de sueño,
me miento tanto que me lo creo.
Y, una vez franqueda la entrada, a Víctor se le olvidó esposa y Ayuntamiento, como a Julia cacharros y marido. Y volvieron a unirse, a respirar uno el aire del otro, la electricidad haciendo estragos en sus muslos y el estremecimiento en sus espaldas.
Ana Belén, como música de fondo, seguía cantando.:
Querer como te quiero,
no tiene nombre ni documentos,
no tiene madre, no tiene precio,
soy hoja seca que arrastra el tiempo,
medio feliz en medio del cielo.