Letras entre amigos

Hoy ha muerto mi mejor amigo. Estoy desolado. Mis ojos se secaron en el cementerio. A mis catorce años la mente ha pasado a modo recordatorio, reproduciendo imágenes en un ciclo sin fin.

El dolor se ha transformado de agudo a sereno sin dejar de hacer daño.

Han pasado ya quince días y apenas me alimento. Cualquier cosa me recuerda su amistad truncada por aquel Mercedes que, saltándose un semáforo, acabo con una vida. Su vida.

Estoy hospitalizado con goteros, y yo no quiero vivir, no sin mi amigo, sin mi compañero de juegos.

Una sensación de somnolencia me está invadiendo, y a lo lejos, sin mucha nitidez, me parece verlo. Oigo su voz llamándome con la correa en una mano y una golosina en la otra, y sin quererlo muevo el rabo mientras corro hacia él.

«Ven chico», me dice al acercarme. «Ahora estaremos juntos para siempre»

Hola Jesús,

¡Qué original, darle la vuelta! Es como si viésemos el cliché en negativo de una fotografía.

Me ha gustado mucho tu habilidad para contar una historia a través de su reflejo especular. La frase final rompe la tristeza, casi hace deseable que existiera ese mundo que describes, con tan pocas palabras, perfectamente.

Y también es una denuncia...

Un relato que parece sencillo, pero es un malabarismo de ingenio. Precioso.

Abrazos

¡Qué relato tan bello!
Y me lo pones hoy, que ha muerto mi mejor amiga (Bela se llamaba). Puedes imaginarte lo que he llorado.

¿No está más que justificado no querer tener mascotas?

Jesús, hasta tenemos telepatía en esto de las emociones.

Un fuerte abrazo