ÚLTIMA VOLUNTAD

Pepa · **Registrado:** 10 Jun 2011 16:30 **Mensajes:** 2159

ÚLTIMA VOLUNTAD

Ya estoy en el otro lado y siento lástima de no poder volver atrás para desvelar el secreto de este tránsito y evitar a otros el miedo que pasé. Sé que él sigue conmigo, pero por las voces, intuyo que la sala se va llenando de allegados y puedo imaginar la posición que habrá elegido cada uno, tanto los conozco. Y al sentirlos cerca pienso ¿quién merecería conocer este secreto? La familia no recibe, estoy segura, tan grande es el dolor que les produce este acontecimiento: la muerte de una mujer joven con una vida desgraciada. Pronto se ofrecerán café unos a otros para entretener las horas y te harán llegar la invitación con un gesto displicente. Entre sorbo y sorbo, mostrarán una conmiseración que ya no se esforzarán en disfrazar de pena. Imagino que tú, querido esposo, habrás pasado los últimos días más preocupado por este último trámite que te queda —estar entre ellos, soportar sus miradas y cuchicheos— que por lo que realmente ha sucedido: la certeza de que ya no estaré más a tu lado. Y temo, y me duele temerlo, que soportes su juicio sin defendernos. Nadie contaba con que el tabaco golpeara tan duro. Pero sonrío ante la posibilidad de que sirva para privarles del placer de echarte en cara los padecimientos que están seguros que sufrí. Siempre dieron por sentado que serías tú quien me matara con la mala vida que creen me obligabas a compartir. Pero ya ves, hasta en eso los he decepcionado. Aunque no saben que fuiste tú quien me ofreció el primer cigarrillo que fumé en la vida ¿lo recuerdas? Tal vez debí entender como una premonición el daño que me hizo. Pero no. Algo que no fue la nicotina, esa me atraparía más tarde, hizo que tras el malestar del mareo sólo recordara el tacto de tu piel cuando me rozaste el rostro al darme lumbre. ¿De qué sustancia impregnarías la caricia para lograr emponzoñar de aquella forma todo lo que tocó? Nunca dejé de preguntármelo. Años más tarde, el médico me prevenía sobre el peligro de la adicción que padecía y yo me reí de sus alquitranes, de sus monóxidos de carbono, de sus fenoles, porque ¿cómo podría superar el ansia de tus besos? ¿Cómo curar aquella prisa por perdonarte a poco que me miraras con una pizca de deseo? Diles —ahora que los ves haciendo piña, escenificando el desconocimiento que tienen de estos años con el vacío que te hacen—, que se desengañen y se metan por el culo la compasión que han sentido por mí —¿no crees que me lo debes?—. Quiero que les digas que ha sido por amor por lo que compartí nuestra cama con las mujeres que traías a casa de madrugada. ¡Qué elección tan libre la tuya cuando me llenabas de besos! Necesito que sepan —sí, esos que te miran con desprecio y hoy lloran sin haberme aceptado nunca como fui— que he disfrutado, más que sufrido, tus ausencias, porque al cabo volvías a mi —hastiado de todo, si— pero con esa gana de algo que solo lograbas saciar conmigo. Diles, —tú que aún no has pagado ningún precio todavía—, que he disfrutado con un hombre que no me llora o que tal vez si me llora o que tal vez sí que me llora —porque lo haces ¿verdad?—, como de esos cigarrillos que, uno a uno, han ido llenando mis pulmones tanto de muerte como de placer y de los que hubiera disfrutado hasta el final si las fuerzas me lo hubieran permitido. Necesito que sepan que te quise y que he muerto amándote y que esa es la única razón por la que he consumido la vida intensamente junto a ti. Ruega, ¡no, ordénales! que dejen de llorarme de la forma que sé que están haciendo, para que, una vez llegada aquí libre de miedos, —si, a ti sí quisiera revelarte el secreto de este tránsito—, pueda descansar en paz.

Jósgar

Hola, Pepa. Una bonita y cruda reflexión a las puertas de la muerte. Un relato profundo que, de momento, nadie ha comentado. Lo encuentro extraño, pues el relato lo merece. En fin, no será por su extensión como en otros casos, en los cuales me incluyo.

En realidad, la temática es simple: mujer a las puertas del otro mundo, reflexiona sobre aquello que ha podido conducirla tan rápidamente a su situación. Reconoce a un marido mujeriego, pero ¿qué más da?, que me quiten lo bailao. El motivo de su existencia ha sido él y el tabaco también. Ahora, viendo el final, acepta todo como algo que llegó, que sucedió y que está ahí. Repudiar, de nada sirve ahora.

Copio el texto, pues es corto, y te comento unas cosas que yo retocaría. Si un día decides borrar el texto, solo tienes que decírmelo y borraré esta copia.

El notario os ha convocado a la lectura de mi testamento porque tengo ganas de charlar un rato con vosotros. Sé que tú, mi querido esposo, has pasado los últimos días meditabundo; (punto y coma) más preocupado por esta reunión ~~que te di a conocer,~~ que por lo que estabas viviendo, mi agonía:(dos puntos) un momento duro para cualquier persona que tuviera algo en el cuerpo que no fueran sólo las vísceras y glándulas que conforman el tuyo.(Yo revisaría esta frase. Su comprensión y el tiempo verbal no quedan muy bien). Pero te adelanto que aquella reunión que tuve en el hospital delante de testigos (coma suprimida) no fue para cambiar el contenido del testamento, que como sabes, tengo decidido a tu favor desde hace algunos años. No, mi deseo era pedir esta reunión para que las personas que están ahora reunidas y expectantes, no piensen que he sido infeliz a tu lado ni que mi sentido del humor es capaz de ahogarse en la profundidad de un simple edema pulmonar.

Siempre disteis por sentado que sería mi marido quien me matara y no el tabaco. Pero ya veis, hasta en eso os he decepcionado. Bien es cierto,(coma) que tuve contacto con los dos al mismo tiempo. Nunca conté que fue él quien me ofreció el primer cigarrillo que fumé en la vida. Tal vez debí de entender como una premonición el daño que me hizo aquel primer tabaco. Pero no. Algo que no fue la nicotina, esa me atraparía más tarde, hizo que tras el malestar del mareo sólo(suprimir la tilde) recordara sus manos rozándome el rostro al darme lumbre. ¿De qué sustancia estarían impregnadas, me pregunto, que lograron emponzoñarme de aquella forma? Años más tarde, el médico me prevenía sobre el peligro de mi adicción, pero yo me reía de sus alquitranes, de sus monóxidos de carbono, de sus fenoles, porque... (puntos suspensivos) ¿cómo podría curarme, pensaba yo, de mi verdadera enfermedad que era el ansia de sus caricias? ¿Cómo curarme de aquella prisa por perdonarlo a poco de que me mirara con una pizca de deseo? Por eso es importante que el notario de fe de estas palabras que salen con tanto esfuerzo. Porque quiero que todos os desengañéis y os metáis en el culo(por el culo) la compasión que durante toda la vida habéis sentido por mi(mí). Porque quiero que sepáis que ha sido por amor ~~por lo~~ que he compartido mi cama con las desconocidas que mi marido traía a casa de madrugada, esos grupos en los que él me convertía en protagonista. ¡Qué aprendizaje feroz el de esas noches llenas de competencia!, ¡qué besos tan valiosos los que me daba olvidado(olvidándose) de las putas que le tentaban con sus mañas aprendidas! Quiero que todos sepáis que he disfrutado, más que llorado, sus ausencias porque ~~que,~~ a su regreso, él volvía a mítilde, hastiado de todo, sítilde, pero con esa gana de algo que solo lograba saciar conmigo(sobran comas). Quiero que sepáis que he disfrutado de ese hombre que no me llora, pero que tal vez me llora a su manera, como de esos cigarrillos que uno a uno han ido anegando mis pulmones tanto de muerte como de placer y de los que gustosamente seguiría disfrutando si tuviera fuerzas para ello. Quiero que sepáis que le quise y que me muero amándolo y que esa es la única razón por la que he vivido a su lado, consumiendo la vida intensamente, sin mandarlo a la mierda.

De entrada, estos son los retoques que haría yo. Por si te sirve de ayuda. Por cierto, revisa el título, pues nadie te ha dicho nada del "dedazo".

Un saludo afectuoso.

sergio · **Registrado:** 19 Jul 2011 17:39 **Mensajes:** 366

Holás Pepa,

En lo personal, me pasa casi nada con este texto, con excepción del disfrutar la idea y la técnica. A veces, a pesar de no gustar de un texto, uno comprende por qué es bueno. O, al contrario; gusta de un texto pero sabe que es limitadito en cuanto a pieza literaria.

En este texto, ni me atrajo mucho el resultado ni tengo muy claro el porqué.

Igual intento: Creo que se debe al tono de la mujer. Como que va a ser enjundioso..., pero no. Como que el arroz se ve delicioso, pero no lo está. Faltaron la sal y la pimienta.

Es una mujer no muy simpática. Habla tan correctito... Hasta las mandadas a la mierda. Al llegar al final, me da lo mismo que se muera, con todo y su historia. Aburrida la vieja y su rollo. No por ser vieja o por tener un rollo.

Personaje: a medio cocer, aunque se reconoce la especie.

Lo curioso: se deja leer con facilidad y se nota que se debe a lo calidad de la pluma, que está muy buena. ¿Qué marca? Envidia que me dá.

Voy a pensarlo.

(ya me han gustado textos en segundas nupcias)

Abrazos.

PD: revisa el título de la entrada.

Panchito

   Hola, Belén,

   Un monólogo. Creo que es tu estilo preferido, al que tiendes de un modo natural. Una mujer reúne a su familia para dar a conocer su testamento y hacer un repaso de su vida. Al menos eso es lo que parece.

   LO QUE NO ME CUADRA:

Al leer la convocatoria del notario debo pensar que ella ya ha muerto. El notario no lee el testamento a los herederos hasta después de la muerte, pues sólo la muerte hace irrevocable el testamento en vigor. Uno puede dar a conocer el testamento en vida, por supuesto, pero no el notario. Y los hay abiertos y cerrados. Pero aquí se habla de una reunión convocada por el notario y al final me parece entender muy claro que ella no ha muerto aún.
Citas el edema pulmonar, algo nada simple, y más frecuente en insuficiencia cardiaca que en las enfermedades que pueden conducir a la muerte por tabaquismo (cáncer, enfisema, etc). El texto, aunque monólogo interior, parece hablado en su momento por la protagonista y con cierta soltura. Una persona a las puertas de la muerte con edema pulmonar, o enfisema, etc. a penas podría hablar. Pero a penas, penas.

Los dos puntos anteriores se pueden interpretar como incongruencias del relato o como pistas. Porque, al no ser posible lo que se cuenta, si el relato es congruente, todo él sería una fantasía. En realidad no hay tal reuníón, sino que la mujer, en su agonía, piensa en ella. Como el lector debe leer e interpretar lo que pone siempre en su congruencia implícita, debo deducir que la reunión es imaginaria, pues además los convidados son de piedra.
Citas vísceras y glándulas a modo de paradigma de la pusilanimidad del esposo. Y no tiene por qué ser error, pero las connotaciones (carácter visceral, o las primeras glándulas que le vienen a uno a la cabeza..., o al menos a mi cabeza) no son señas de pusilanimidad.
Siempre disteis por sentado que sería mi marido quien me matara y no el tabaco. La frase parece omnisciente pero se puede entender que era algo que se comentaba y de lo que se hablaba. Bien, lo que se diría probablemente era algo como "Tu marido acabará matándote algún día..." o algo así, no creo que dijeran "Tu marido, y no el tabaco, acabará matándote algún día...". O sea, la referencia al tabaco es forzada en ese momento, y sólo por exclusión, exclusión que ya hará el lector pues si muere de una cosa no puede morir de otra.
...he disfrutado de ese hombre que no me llora, pero que tal vez me llora a su manera... Aunque se entiende, literalmente es contradictorio. No me llora, pero que tal vez me llora. Si decides mantenerlo tal cual, sería "que tal vez me llore".
Hay palos para todos cuando es una cuestión estrictamente personal de la moribunda. En realidad ni siquiera del marido, que por lo visto practicaba un si quieres bien, si no quieres, también, y de lo contrario ya sabes dónde está la puerta. O él, la maleta.

También esto último sería congruente interpretando el mensaje de modo completamente contrario a su literalidad, es decir, en lugar de proclamar su amor y su felicidad lo que está proclamando es el tremendo drama de su vida, eso me parece obvio.

LO QUE MÁS ME GUSTA:

El paralelismo entre la adicción al tabaco y la adicción al marido. Para mí el tema del monólogo es ése. La mujer tiene un carácter adictivo: tabaco, su hombre... No hay más pero ya es suficiente. Se engancha rápida y persistentemente, al precio que sea. Sus dos vicios son potencialmente letales. Uno acaba matando su cuerpo; el otro mató su "alma" hace tiempo. El asunto de la herencia elimina el atenuante de la dependencia económica. Y en el momento final de su vida imagina esa reunión que en realidad no existe, ni ella puede hablar ya, quizá sea un pensamiento delirante. Y se desahoga, sin autocrítica porque ya es tarde, o porque no logra verse a sí misma ni siquiera en esos momentos definitivos. Obcecada hasta el final, ¿o este enconamiento de la obcecación esconde todo lo contrario? En todo este juego es donde yo veo el valor del relato.

LO QUE YO HARÍA:

Quitar lo de visceras y glándulas, ponerlo de otro modo, y también la mención al edema pulmonar. Los diagnósticos, en Literatura, sólo si son necesarios.
Quitar lo de "...y no el tabaco".
Arreglar la frase contradictoria: "No me llora pero quizá sí me llora".
Afilar el relato a su interpretación coherente, pues bastantes lectores podrían o no entender, o quedarse en una superficialidad de la que resultaría una historia bastante floja, o interpretar las "pistas" como errores. Olvida un poco la intención inicial de cómo querías escribirlo y aprovecha que la situación cobró vida y te llevó por otros caminos muy interesantes. Pensando sobre la situación y buscando la humanidad del personaje sale mucho más de lo que has escrito.

Así que yo, como siempre, dándote trabajo :pcwrites.gif:

De aquí puede salir algo bueno.

Abrazos.

ansape · **Registrado:** 09 Jun 2011 18:36 **Mensajes:** 1490

Hola, Pepa.

Comentar después de los tres monstruos literarios anteriores es arriesgado. Pero daré igual mi opinión.
Analizo más por el mensaje que por su estructura. Aquí nos haces ver hasta donde llegan algunas mujeres soportando y callando los maltratos físicos infringidos por sus esposo.Es un tema siempre de actualidad, y el arma que empleaste, una herencia, es para mi, muy acertada.Aunque tiene pasajes poco creíbles como el de reconocerles a sus familiares tales maltratos pues es bien sabido que en estos casos por lo regular las mujeres tapan.

Besos.

B.Miosi

A mí me parece un texto que surge del resentimiento de una mujer que durante su vida marital aceptó de todo con tal de no perder al marido. Una situación que bien podría ocurrirle a cualquiera (hombre o mujer), pero que en este caso se plantea en público delante de familiares, aunque la parte que copio no la comprendo, pues se supone que ella está hablando en ese momento con todos ellos, o sea, debería de decir "que la reunión que pedí en el hospital delante de testigos... " y en cambio dice:

"Pero te adelanto que aquella reunión que tuve en el hospital delante de testigos, no fue para cambiar el contenido del testamento, que como sabes, tengo decidido a tu favor desde hace algunos años."

Saltando este punto y yendo al tema principal que es el de la mujer que delante de testigos confiesa haber complacido a sus maridos en sus bacanales y a pesar de ello le lega su fortuna, tiene un algo de masoquismo o autocomplacencia escorpiana, pues cualquier otra simplemente lo hubiese desheredado.

Él es el culpable, según ella, de inducirla al tabaco, a las juergas, al maltrato emocional y a los desbarajustes sexuales. Me da que pensar que ella le está tan agradecida por todo ello que le entrega su fortuna.

algo así.

Besos!, Papa!

Blanca

Pepa · **Registrado:** 10 Jun 2011 16:30 **Mensajes:** 2159

Se me había olvidado por completo que tenía esto a medias. Gracias a todos por comentar y aportar, como siempre, cosas que de otra forma no vería. Aunque ya va siendo hora de que empiece a verlas, también me digo.
Ahí va la versión corregida. Espero que se vea todo más claro. ¡Ah! me han encantado vuestras interpretaciones. Siempre me sorprende lo que encierra un relato sin saberlo siquiera.

ÚLTIMA VOLUNTAD

Escogí personalmente la estancia que el notario ha dispuesto para esta reunión. Y puedo imaginar el sitio que habrá elegido cada uno de vosotros mientras esperáis su llegada, tanto os conozco. Debéis saber que he dejado instrucciones precisas para que os encontréis cómodos y hasta el café que degustáis es un detalle que me he permitido para agradecer lo mucho que imagino habéis sufrido con mi muerte. Imagino que tú, mi querido esposo, habrás pasado los últimos días meditabundo. Que has estado más preocupado por este añadido al testamento que, —nada más supe de la envergadura de mi enfermedad, te dije que iba a disponer— , que por lo que has estado viviendo: mi agonía primero, mi ausencia después. Tranquilízate ya. Estas palabras que he dejado escritas y que el notario lee en mi nombre, no tienen más objeto que hacer saber a estas personas, nuestra gente más cercana, que no piensen que he sido desgraciada a tu lado ni que a mi sentido del humor puede asfixiarlo un puñado de tierra.

Bien sé que esta enfermedad provocada por el tabaco os ha pillado por sorpresa. Siempre disteis por sentado que sería mi marido quien me matara a disgustos. Pero ya veis, hasta en eso os he decepcionado. Es cierto que tuve contacto con los dos al mismo tiempo. Nunca conté que fue él quien me ofreció el primer cigarrillo que fumé en la vida. Tal vez debí de entender como una premonición el daño que me hizo. Pero no. Algo que no fue la nicotina, esa me atraparía más tarde, hizo que tras el malestar del mareo sólo recordara sus manos rozándome el rostro al darme lumbre. ¿De qué sustancia estarían impregnadas, me pregunto, que lograron emponzoñarme de aquella forma? Años más tarde, el médico me prevenía sobre el peligro de mi adicción, pero yo me reía de sus alquitranes, de sus monóxidos de carbono, de sus fenoles, porque ¿cómo podría curarme, pensaba yo, de mi verdadera enfermedad que era el ansia de sus caricias? ¿Cómo curarme de aquella prisa por perdonarlo a poco de que me mirara con una pizca de deseo? Por eso os he reunido. Porque quiero que os desengañéis y os metáis por el culo la compasión que durante toda la vida habéis sentido por mi. Porque quiero que sepáis que ha sido por amor por lo que he compartido mi cama con las desconocidas que mi marido traía a casa de madrugada, esos grupos en los que él hacía el honor de convertirme en protagonista. ¡Qué aprendizaje feroz el de esas noches llenas de competencia! ¡qué besos tan valiosos los que me daba olvidado de las putas que le tentaban con sus mañas aprendidas! Quiero que todos sepáis que he disfrutado, más que sufrido, sus ausencias porque que, a su regreso, él volvía a mi, hastiado de todo, si, pero con esa gana de algo que solo lograba saciar conmigo. Quiero que sepáis que he disfrutado de ese hombre que no me llora, pero que tal vez si me llora, como de esos cigarrillos que, uno a uno, han ido llenando mis pulmones tanto de muerte como de placer y de los que gustosamente seguiría disfrutando si tuviera fuerzas para ello. Quiero que sepáis que le quise y que me muero amándolo y que esa es la única razón por la que he vivido junto a él, consumiendo la vida intensamente, sin mandarlo a la mierda. No quiero penas por mi. Descanso en paz. Podéis darlo por seguro.

pesado67 · **Publicado:** 29 Sep 2011 05:19

he dicho!!

solo falto este ultimo apogtema.

como bien apunta panchito, noto igual que lo tuyo son los monologos, y adivino que escenicos, si esos que van dirigidos a un publico bien definido.

josesa, que me ha gustado, solo que ponlo arriba en reediccion, para que uno no se confunda y vaya leyendo el que no es por el que es!!

saludos desde mi neza a las asturias, tierra famosa por el mismo nombre del premio literario.

mario a.

Panchito · **Publicado:** 29 Sep 2011 05:59

Hola Belén,

Has dado un buen planchado, ahora me gusta mucho más.

A medida que leía el texto me ha ido pareciendo que el del notario es un escenario forzado. La imagen que me viene a la cabeza es el velatorio, con la muerta de cuerpo presente, que "habla" desde esa "presencia espiritual" que es casi un tópico en Literatura. Es algo subjetivo que quizá no encaje en tu idea pero yo, de ser tú, lo reescribiría desde ese enfoque, olvidándome de notarios y hasta de herencias, que son detalles accesorios que a mi juicio no aportan mucho, y dejando hablar a la muerta, en una situación tan especial como es su propio velatorio, con la familia reunida y su fingido dolor. Incluso creo que eso se prestaría a algunos comentarios bastante jugosos que así quedan diluidos con el "puedo imaginar", en vez de la visión clara y directa que, como es sabido, tienen los espíritus de los que acaban de morir desde el techo de la habitación donde yace su cadáver 8-)

. Y también los reproches a los demás familiares, que no consiguen tener mucho fundamento, podrían ser más cáusticos y directos. Creo que la situación dará más de sí.

En mi opinión has dado un buen paso adelante pero aún no está terminado. Hay más jugo.

Saludos

ek · **Registrado:** 28 May 2011 22:51 **Mensajes:** 1244

Hola PEPA. Te cuento lo que me evocó tu ÚLTIMA VOLUNTAD:

Me pongo a mí mismo en el lugar: he aceptado y gozado más de una vez cama colectiva con mi marido y putas - no me han hecho mella las opiniones de otros - estoy más allá del bien y del mal - mi discurso, casi pontificial, se sitúa por sobre todo bien y mal - no me perturban (o lo finjo hasta mi muerte) mi propia abyección, mi incapacidad de sentir las injurias y mi falta de ira, pero soy capaz de decir que muero en paz.
Claro, si todo eso es posible en una persona (en mí) esa persona (yo) está inverosímilmente desquiciada.
O bien, es un personaje inverosímil.
.........................
Excúsame lo que podrías tomar como aspereza de opinión. Es solo lo que me evocó ÚLTIMA VOLUNTAD.

Un abrazo - chau.

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