Letras entre amigos

      Leía yo la prensa, sentado en un banco del parque, cuando se acercó un hombre a pedirme fuego. Por no ponerme a buscar el encendedor en los bolsillos le di mi cigarro, para que encendiera el suyo con la brasa. El sujeto la arrimó, aspiró un par de veces y, al devolverme el purito, me dijo "No deberías fumar, amigo". Buen consejo pero, dado por un fumador, me pareció una ironía; una broma. En respuesta di una profunda calada, mirándolo con gesto de satisfacción. "No, en serio", insistió el tipo. "¿Tú te has visto en el espejo?". Empecé a sospechar que el hombre no estaba en sus cabales y, desentendiéndome, volví a la lectura. Pero él siguió insistiendo: "Has conocido a fumadores que han muerto del pulmón, ¿verdad? ¡Cáncer! ¡Terrible...!".

      Quedamos en silencio. Él estaba de pie, sin prisa, mirándome como si esperase una respuesta. Incómodo, por fin repliqué: "Sí, conozco casos. Pero tú también fumas. ¿A qué viene esa preocupación?". "Ahora dime", continuó, "¿eran calvos?". No pude evitar el recuerdo de algunos conocidos y amigos que habían muerto por esa enfermedad: Javier, mi querido Andrés, el viejo Lucas... Y de pronto caí en la cuenta: ¡Ninguno de ellos era calvo! Todos lucían una magnífica melena antes de enfermar. Recordé algunos más... ¡Todos con buena cabellera! Miré al desconocido con gesto desconcertado. Él me sonrió, se dio unas palmaditas en la calva y se alejó, fumando tranquilamente.

No estoy seguro de entender, Sergio.

Elegí una forma atípica para los diálogos, con comillas en lugar de rayas, pero en lo demás equivalente.

La frase va entrecomillada en su totalidad, pues es parlamento del calvo, excepto la apostilla final del protagonista:

"Ahora dime, recuerdas a algunas de esas personas, ¿verdad? Acuérdate de su aspecto. ¿Eran calvos?", preguntó.

Caben por tanto todas las licencias aplicables a diálogos. Y la escribí como creo yo que sería dicha y como debe ser leída. Si encontrase el micrófono te mostraría el ejemplo, ja ja. Lo que sí capto es el "choque de parlamentos" con la frase anterior, que podría resolver intercalando cualquier cosita en medio que no desentone. Pero lo del inciso típico no sé a qué se refiere. Si bien la frase anterior y la apostilla final corresponden al mismo personaje, una es parlamento dirigido al calvo "en directo" y la otra es inciso de narrador. Creo que con un ejemplo lo captaré.

Pero, te advierto que la medalla ya la tomé —muy agradecido y honrado— y ya no la suelto, así que no intentes tirar de ella con juegos de manos que la tengo amarrada.

Santa Rita, Rita, Rita (por si fuese sorda)
lo que se da, no se quita.