Hola Belén,
No te falta razón; pensando sobre este relato, creo que me hice la idea de lo que contabas y me ajusté más a la idea preconcebida que a lo que el relato dice. Se tarda a veces un tiempo en asimilar los argumentos de los otros, ¿no os sucede?
Así que intentaré enmendarlo. El relato se llama "La hora", o sea que la hora ha de ser importante. La mujer es meticulosa, responsable, más que el jefe, que se supone que ha de tener mayor responsabilidad. Acude a la cita bien preparada, con todo revisado. No es su secretaria pues trabaja dos plantas más abajo —las secretarias siempre están al lado—, es una colaboradora. La empresa es grande, pues tiene al menos tres plantas. Vaya, no es pequeña, quiero decir.
La mujer piensa que la reunión es una pantomima, o sea, algo inútil, que usa el jefe para darse pábilo. Si subir dos pisos seca sus pulmones la imagino con una edad, o quizá fumadora, o ambas cosas.
Respecto al jefe, habla de medrar y de auparse, lo que me hace creer que él es un mando intermedio. Si fuera el factotum, el dueño, no tendría sentido, no hay donde auparse ni podría medrar, o sea que doy por seguro que es el jefe de ella pero hay jefes por encima, ante los que él medra y se aúpa apropiándose el mérito del trabajo que hace la mujer.
Cuando sube en el ascensor ella se mira: la sorprende el tono enfermizo de la piel, ¿es que no se mira en el espejo a menudo? ¿O quizá no lo tenía en la mañana, cuando se arregló antes de salir de casa? Son dudas que me quedan, pero descarto que el tono de la piel se haya hecho enfermizo en unas horas. He de creer que es una mujer poco atenta a sí misma, que no se mira en el espejo ni cuida su imagen. El cabello desabrido orienta también en ese sentido. El temblor de la mano podría ser por la ansiedad, de cara a la entrevista con el jefe. Da la impresión, por lo bien que conoce el asunto y sus reflexiones sobre el funcionamiento de la cosa, que estas reuniones son habituales. No es algo excepcional que justifique una ansiedad desmedida, como si la hubiera llamado el jefe de personal inesperadamente, por ejemplo. Me parece más una reunión de rutina por temas corrientes, los mismos que ella estuvo preparando, y a la que acude con los deberes hechos. Eso me hace pensar que el temblor de la mano, aunque quizá desencadenado por la situación, pueda tener otros motivos de base. Pulmones secos, temblor de la mano, piel enfermiza... Esta mujer no está bien de salud. Eso a mi juicio está bastante claro. El sudor lo corrobora.
El jefe la trata mal; como dice Blanca, es un gerente de puerta abierta. Un "terrorista de empresa". Sus jefes deben de saberlo, pero por algún motivo lo mantienen en su cargo. Podría ser un familiar, o alguien que les convenga por algún motivo. Quizá después de todo su sistema no vaya tan mal para la empresa, pues mantiene una disciplina férrea con los empleados, por lo que se ve. Quizá él no esté allí para trabajar sino para hacer que los demás trabajen. La actitud descrita es un poco paranoica: que ella no se explica, que le oculta información. Eso podría ser un papel que él representa, muy grave no ha de estar o no podría ocupar el puesto, pero seguro que tiene una predisposición natural. Todas estas personas elegidas como negreros por los amos tienen una predisposición... Es como contratar a Rosy de Palma para hacer de fea en una película. Veo también que el trato que le da a ella no es excepcional; él es así con todo el mundo. Pero podría ser que ella colabore con él de un modo más próximo por la naturaleza de su trabajo, eso no queda claro. Desde luego a ella la afecta.
Esta exposición de la forma de ser del jefe a través de los pensamientos de ella tiene un colofón en punto y aparte: todo eso es él. Es un énfasis que reafirma la convicción de la mujer. Después, en otro punto y aparte, se dice algo obvio: que ella lo sabe, o cree saberlo, y digo obvio porque acaba de contárnoslo. O sea, es enfático. Este giro, el de enfatizar el drama a base de dos frases cortas que no aportan información (pues ya se ha dicho) es lo que te comentaba que me parece excesivamente dramático. Yo lo veo desaconsejable. El lector no suele impresionarse por este tipo de frases sino mirarlas con cierto recelo, pues no cuentan nada y parece que quieran llevarlo tirando de la nariz a rasgarse las vestiduras. Es mejor conmoverlo con hechos, no con frases lapidarias.
Ya casi al final hay otro dato: los demás empleados hacen ojos ciegos y oídos sordos a las vejaciones. Se supone que cuando les toca a ellos, los demás hacen lo mismo. O sea, hay mal ambiente y desunión entre el personal de la empresa, cosa que favorece la impunidad del jefe tan estrafalario.
La última frase, añadida, habla de soledad. ¿Sólo en la empresa? ¿O está sola en la vida? Podría interpretarse de las dos maneras.
Bien, ésta es la lectura atenta y la interpretación que me sugiere lo que has escrito. Una mujer enferma en una empresa enferma. O afligidas, en lugar de enfermas, si se prefiere.
Si tu objetivo era éste: se trata de explicar la ansiedad que una persona puede experimentar en su trabajo. No se profundiza porque no se trata de que haya motivos o no para ese miedo, sino de contar lo que ella experimenta, creo que lo has logrado, en los términos que explico más arriba. Ella no es una persona "normal". El jefe tampoco, y la empresa no funciona como debiera.
Sigo pensando que este relato hay que retocarlo, pero no porque la historia esté incompleta. Has explicado lo que querías explicar y la historia es lo que es. Quizá sólo el final, por ejemplo podría quedar así:
...varias veces que no se explica, que no cumple. Que le oculta información. Todo eso es él.
Y así seguirá siendo porque todos miran para otro lado mientras no les salpique su ignominia.
Quitando esas frases que dan un aire solemne que en mi opinión no es atractivo. Y el título, que le da importancia a la hora pero después no veo que ése sea un factor a tener en cuenta. No es una hora especial, creo.
Te agradecería que me digas cómo lo ves; discutir sobre los textos me parece un magnífico ejercicio.
Besos.
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Saludos desde Barcelona - España.