Bueno, Milagros, tengo la impresión de que el texto te ha alcanzado justo donde y como yo pretendía, en la parte más íntima e inexplicable, en ese interior recóndito al que cuesta acercarse con las palabras y con el pensamiento lógico y pautado: el uno mismo que se intuye a través de las emociones y las sensaciones. En modo alguno he pretendido describir una historia concreta que dé sentido a la escena que se desarrolla, sino reflejar el estado de ánimo de la mujer en un momento concreto de su vida, pero extensible a toda su vida, y, en general, a todas las mujeres. Ojalá lo hubiera conseguido.
Me llena de alegría y esperanza tu frase:
Daría para diez hojas la explicación de tu texto. Me ha gustado muchísimo y provocado multitud de sensaciones.Me emociona tu lectura. Gracias, y un abrazo.
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Blanca, tu comentario sí que me sorprende; me deja con la boca abierta.
Me parece lógico que no te identifiques con la mujer, a fin de cuentas mujeres hay millones y yo estoy intentando (y posiblemente no lo consiga, como ya he dicho) generalizar. Después de leer tu comentario y el resto, parece que Milagros es la única que está cerca de la mujer que yo intuyo. Romántico soy, a ratos al menos, y puede que me haya dejado llevar por mi lado sentimental.
Lo que me deja con la boca abierta es cómo puedes llegar a deducir de lo escrito que el marido le es infiel y que ella lo odia por eso. Por otra parte, le dice bastardo al gato (y un poco al mundo de paso), pero no al marido. O al menos esa era mi pretensión.
Lo que se le atraganta y ama a la par y simultáneamente es su propia vida, su propia existencia, de la que inevitablemente forma parte el marido, sus hijos, las tareas cotidianas y todas las circunstancias que le provocan ese torbellino interior de cosas por hacer que la hace sentir inquieta y frustrada. No hay engaño ni infidelidad, ni ningún sentimiento de rechazo concreto hacia el marido, si acaso el reproche mudo de que no termine de “hacerla” ese hombre que tanto la quiere (aunque no la entienda), aunque en el fondo sabe que sólo puede hacerse ella misma. Pero ¿y si fuera esa responsabilidad familiar la que le corta las alas? Dudas de mujer, ¿o sólo de ama de casa…?
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Panchito y Eduardo, entiendo lo que queréis decirme. Muchas gracias por el ejemplo.
Un Abrazo