Hola Panchito. Acabo de leer tu relato y estaba leyendo también los comentarios. No pensaba participar en él todavía porque, aprovechando el material quería ver el video y repasar la historia para comprobar un detalle que no me encajaba. Además ye he comentado que durante esta temporada apenas dispongo de ordenador y se me acumulan las lecturas y comentarios. Pero lei tu comentario sobre las pocas personas que habían intervenido y te preguntabas si tal vez el tema había molestado. Y aquí me tienes contestando a tu pregunta (detrás de la zanahoria). Hablando de violencia ¿acaso la realidad no supera siempre a la ficción? Si nos espanta este relato, la vida debería espantarnos. Y en cuanto a escribir sobre estas cosas, pues es difícil, si, especialmente difícil. Por eso me gustan. Es un reto. Sin embargo, este relato no me ha provocado escalofrío ninguno (y me refiero a los comentarios que dicen que no entran a comentar porque no quieren pensar en este tipo de cosas, que se les revuelve esto y lo otro). en cuanto a lo de tomar partido, pues normal, estamos tomando partido todo el tiempo. Yo encuentro que este es el relato de una historia truculenta que tu has llevado muy bien y que ha sido un placer de leer. Pero...eso...vamos a tu relato.
Los guardias no se molestaron en decirme nada; sabían que después de encenderlo pagaría la cuenta, me pondría la chaqueta y saldría a la calle; era una rutina.
Por unos segundos me vi perdido; ya no podía evitar inhalar aquellos vapores cuando, de súbito, empezó a soplar un fuerte viento que trajo aire fresco a mis pulmones, apartando los efluvios del líquido que me asfixiaba. Aspiré hondo varias veces. El muchacho, sin darse cuenta de mi recuperación, seguía acercándose a lo que él creía una presa segura. Arrojé la camisa lejos, giré hacia él y, aún mareado, reuní fuerzas para lanzar un tremendo puntapié entre sus piernas.
Por estos dos párrafos que te pongo, tu historia se me deshilvana un poco. Tener una prosa tan precisa y describir tan bien las situaciones tienen sus inconvenientes (ja, ja, ja,). Quiero decir que me cuesta imaginar que el hombre pueda desembarazarse de la chaqueta y de la camisa (una camisa lleva botones), hacerlo rápido estando un poco mareado por el gas, con un montón de alcohol encima (bien de juerga) y necesariamente nervioso (nada nos indica hasta el momento que ese hombre sea superman sino más bien un juerguista nocturno sin mucha voluntad) y todo sin que el otro se de cuenta y trate de impedirlo (por muy cocido que nos lo pintes) (además en su conversación teléfonica parece otro hombre, tanto, que durante la lectura yo pensaba que lo de parecer un poco chiflado era precisamente es, una pose del joven. y aunque como dices, el muchacho no se diera cuenta de su recuperación, si tenía que darse cuenta de que el otro había empezado a moverse con rapidez. En fin, que no me extiendo más porque, estés de acuerdo o no conmigo, sabes lo que trato de explicar. Por lo demás, la historia me gusta. Me parece un puntazo la frase o proverbio que da sentido a todo lo que pasa. Me explayaría más, pero tengo que dejaros. En Asturias diluvia y no vemos el sol desde hace diez días. ¿cómo no vamos a tener fama de fartones!
_________________ Saludos desde Asturias.
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