Los españoles podemos sentirnos un pueblo moderno. Hemos dejado atrás los arcaísmos pueblerinos para expresarnos a la manera del siglo XXI. ¡Ya era hora!
Los maricones son gays; la comida fría, lunch; las pruebas de actor, castings; los tebeos, comics; una fiesta es ahora un party; los carteles son posters; los negocios, business; las medias, panties; la fiambrera, tupper (en mi pueblo táper); la gimnasia, aerobic; el tocino, bacon; el vestíbulo, hall; un inconveniente es un handicap; un bizcocho es un plum-cake, los sentimientos son feelings, sacamos tickets, compramos compacts, usamos kleenex, comemos sandwichs, vamos al pub, hacemos rappel o pasamos el week-end en un camping.
Nuestro jefe es el boss, que usa slips de Calvin Klein, muy inteligente para el business, y que siempre está de meetings, porque hizo un master de public-relations. Usa after-shave y cada día hace jogging o footing. Tiene una secretaria que le hace los mailings y va al gimnasio para el training con sus amigas de la jet, llenas de liftings. También hay alguna top-model que hace body-fitness y come solo yogur light. Si acuden a un cocktail, toman bitter y roast-beef que engorda menos, así están preparadas para las interviews que les hacen en los magazines. Les gusta decir ok cuando les proponen un show. Pero si es heavy, lo llaman reality. Luego vienen los spots que nos permiten hacer zapping.
Son cosas del marketing, y del self-service, con un ranking de precios que les permite comer el mejor steak. Se mueven entre gente importante, todos managers y también vips. Usan walkman que compran en los stands o a los yuppies. Dejan a sus hijos con la baby-sitter que lee libros on line sin royalties, of course.
En resumen, somos un pueblo más culto e inteligente. Hemos pasado de dormir la siesta a convertirnos en unos verdaderos “frikis”. Entre comillas, claro.
Hoy estoy que flipo. Voy a hacerme un selfie con mi smart-phon y os lo pasaré por WatsApp. Bye.
_________________ Saludos desde Tarragona - España / Salutacions des de Catalunya - Espanya Los halagos ensalzan nuestro ego, pero una crítica constructiva nos hace más sabios. JGM.
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