Incongruente
Ahí va mi aportación al complicado mundo de la poesía
Lagrimas envenenadas
El alba llega. Un corazón dejará de latir
¿a quién le lloras? La has vuelto a soñar
amargo el llanto que no logre consolar
el triste motivo de vivir.
¡No sé, nunca lo supe! ¿Me amaste?
El calor de una mirada que ya no siento
a ti, que nunca te faltó mi aliento
aunque fuese un instante.
Borraré de mi ser todo lo que te he odiado
sólo para olvidar cómo duelen
ver que otros labios te besan
y que otros ojos te han mirado.
Sé la verdad y sin embargo mientes
que la última traición corroiga tu conciencia
que Dios perdone mi sentencia
maldigo los corazones que pecan de inocentes.
Caiga sobre ti mi maldición
de vivir siempre en la locura.
Que estas lágrimas envenenen tu corazón
y no encuentres jamás la cura.
Ahí va otro
¿Cómo olvidar?
Mi dolido corazón implora una manera,
que mi cerebro abatido no le puede otorgar,
¿cómo arrancar del aletargado olvido
el juramento de amor que no debimos firmar?
Cuando llegue el olvido, sólo lo hará para recordar
que al llegar la noche, las lágrimas emborrachan tu soledad,
y en la soledad de la pena, la maldecirás,
y en el silencio del perdón, tu corazón, luchando contra el olvido, ¡la buscará!