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Vaya por delante mi aplauso a esta mujer tan valiente, pero creo que en algunos pensamientos está equivocada.

Conozco, creo, bien una parte de los árabes y de los judíos. Por razones que no vienen al caso, he sido muy amiga del Director de los Servicios Culturales de la Comunidad Europea (Elías), y hermana, en el sentido metafórico de la palabra, de Djilali Belhadia (uno de las más importantes personas en la liberación de Argelia). Los dos me enseñaron la tolerancia, el respeto a otros y la dignidad. Coincido en gran parte con los dos, como coincido con cualquier persona inteligente que piensa por sí mismo. Los dos están desencantados con sus congéneres por distintos motivos.

1. Admiro el sentido de la familia y de la unión, que está en lo más hondo de ambas culturas y que no tenemos el mundo occidental.
2. Admiro de las dos culturas el instinto de supervivencia.

Odio de ellas:
1. El fanatismo.
2. El considerarse "el ombligo del mundo", los elegidos por Alá y Jehova.

Creo, que cualquier persona (sea cual sea su creencia) es admirable por los hechos de su vida, por su autenticidad, su bondad y su generosidad.

Cierto es que la mujer ha sido sojuzgada en el ambiente islámico, mujeres que lucharon por la libertad pero, en el mundo árabe que conozo, no puedo decir lo mismo conmigo. Me han escuchado y animado (incluse pensé en un momento irme a vivir a un país árabe). Tampoco tengo queja de los judíos, me acogieron, me enseñaron y no me vi excluída.

Creo que lo importante es el ser humano, son las individualidades; el colectivo (por ignorancia, incultura o maldad) no cuenta en ninguna civilización.

Leí, Fernando, que cuando te jubilaras irías a un pueblo. Vivo desde hace un año en uno y mi próxima casa será, me temo, en una isla a veinte minutos en canoa del continente africano, en Somalia, donde desde hace cinco años vive una amiga (Esperanza) que me ha reservado un trocito a su lado, con baobab hasta el oceáno y las noches con los nativos tomando té y narrando historias.

Nunca hubiera escrito esto de no estar entre amigos; pero, creo, que es hora de decir la verdad, al menos en mi caso.