Registrado: 30 Abr 2011 23:39 Mensajes: 3607 Ubicación: Barcelona - España
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La publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492, fecha del descubrimiento de América y de la toma de Granada por los Reyes Católicos, establece la fecha inicial de la segunda gran etapa de conformación y consolidación del idioma. A esta época pertenecen el cambio de las consonantes que altera y consolida definitivamente el sistema fonológico del español. Desaparece la aspiración de la h, cosa que testimonia la versificación. Se funden en un único fonema la s sonora y sorda, prevaleciendo el valor sordo. Las consonantes ç y z pasan a ser el fonema fricativo (con pronunciación equivalente a ts) que se escribirá ç durante el siglo XVI y pasará a tener el valor de la z (con su pronunciación actual) en el siglo siguiente, con lo que de esta manera se resolvió la vacilación ortográfica c, ç, z. Las variaciones fonéticas que representaban x, g, j, se solucionaron también en favor del sonido velar fricativo sordo que en el XVII pasa a tener la pronunciación y grafía actuales de g y de j. Desapareció asimismo la distinción -b-, -v- que se neutralizó en -b- durante el siglo XVI. En la morfología aparecieron los tiempos compuestos de los verbos, y se convierte en auxiliar el verbo haber. En la sintaxis el orden de los elementos de la oración se hace más rígido, y se anteponen los pronombres átonos a infinitivos y gerundios. Desde el punto de vista del léxico adquirió una gran cantidad de neologismos, pues a estos momentos correspondió la expansión de Castilla y, por lo tanto, el contacto con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua dominante frente a otros dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragón y ser el castellano la lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que llegó a América de la mano de la gran empresa realizada por la Corona de Castilla, ya fijada en la gramática normativa de Nebrija. A partir de los primeros momentos del siglo XVI se prefirió la denominación de española para la lengua del nuevo imperio, y la preocupación de los intelectuales del momento se refleja en la enorme tarea de sistematizarla, analizarla y divulgarla. Lo demuestran la publicación del gran Diccionario de Alcalá, obra de la Universidad Complutense creada por Cisneros; la aparición de la Minerva de Francisco de las Brozas, conocido por El Brocense, que es una gramática normativa y descriptiva más moderna que la realizada por el grupo francés de Port Royal, y, a principios del siglo XVII, la publicación del Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias, primer diccionario de la lengua, que contiene cuanta información histórica y sincrónica había disponible en el momento de su publicación. En Francia, Italia e Inglaterra se editaban gramáticas y diccionarios para aprender español, que fue la lengua diplomática hasta la primera mitad del sigloXVIII. En esta etapa de la lengua se llegó al esplendor literario que representan los autores del siglo de oro. El léxico incorpora palabras originarias de tantas lenguas como contactos políticos tenía el imperio. Del italiano entran en el español desde el sigloXV al XVII los nombres de la métrica y preceptiva literaria como soneto, asonante, silva y lira, palabras relacionadas con las bellas artes como fachada, escorzo, medalla, piano. De otros campos léxicos son italianismos de la época centinela, alerta, escopeta, aspaviento, charlar, estropear y muchas más. Son galicismos paje, jardín, jaula, sargento, forja o reproche. Los americanismos, que comienzan a entrar en el sigloXVI, ofrecen una lista referida a las realidades que en Europa no se conocían y que son españolismos tomados por las lenguas europeas como patata, cóndor, alpaca, vicuña, pampa, puma, papa (denominación afincada en Canarias para patata), que proceden del quechua y el guaraní. Los términos más antiguos, como canoa, ya citado en el diccionario de Nebrija, proceden de los arawak. A este conjunto pertenecen huracán, sabana, maíz, cacique, colibrí, caribe, enagua y caníbal. De la familia de lenguas náhuatl habladas por los nahuas, se incorporan hule, chocolate, tomate, cacao, aguacate y petate. El español contemporáneo
En el año 1713 se fundó la Real Academia Española. Su primera tarea fue la de fijar el idioma y sancionar los cambios que de su idioma habían hecho los hablantes a lo largo de los siglos, siguiendo unos criterios de autoridad. En esta época se había terminado el cambio fonético y morfológico y el sistema verbal de tiempos simples y compuestos era el mismo que ha estado vigente hasta la primera mitad del siglo XX. Los pronombres átonos ya no se combinaban con las formas de participio y, gracias a la variación morfológica, los elementos de la oración se pueden ordenar de formas muy diversas con una gran variedad de los estilos literarios, desde la mayor violación sintáctica que representan el barroco del siglo XVII, los poetas de la generación del 27 y el lenguaje publicitario, hasta la imitación de los cánones clásicos, también violentadores del orden del español, que incorporaron los neoclásicos o los primeros renacentistas. Si estamos hablando de normativa actual, José, no tiene mucho caso hablar de los usos que pueda contener El Quijote, escrito en una etapa de consolidación del idioma, cien años antes de la creación de la RAE. Sergio, José, Blanca, y todos los que pasáis por aquí: sin intención de aburriros, tendré que insistir un poco más para no quedarme con la impresión de que no nos hemos entendido. ¿Qué tiene de más diáfano tras de mí que tras mí? ¿Por qué no usar detrás de mí en lugar de tras de mí? ¿A qué viene confundir el adverbio detrás con la preposición tras? ¿Por qué no sucede con ante y delante? El lenguaje no se basa en descubrimientos, como la Medicina o la Física, sino en normas de acuerdo, que en general están fundadas en motivos etimológicos, o de coherencia lógica, etc. Eso es accesorio, lo que importa es que son normas. Como tales normas, definen un buen uso, tras el que subyace una ciencia, o arte, o disciplina o como se lo quiera llamar, de la que la Gramática es una de sus partes. Si la Gramática en vigor dice que tras = detrás de, escribir tras de sí es una repetición como una casa grande. ¿Que hay quien lo dice así? De acuerdo. ¿Que son muchos? El 90%, más o menos, ya lo vimos. ¿Que es correcto? No. ¿Que porque lo digan muchos ya es correcto, por derecho de masas? Pues sigo diciendo que no, y a "llovieron flores" me remito. Pongo un ejemplo: En algún momento de la historia del ajedrez, alguien dijo "Cuadro blanco a la derecha". Pudo decir a la izquierda, creo que hubiese dado exactamente igual. Pero dijo a la derecha, y en todas partes se pone a la derecha. Nada me impide jugar en mi casa con cuadro negro a la derecha, y podría haber ciudades o países enteros que jugasen con cuadro negro a la derecha. Ningún problema tendrán. Pero cuando vayan a jugar a la Federación, o al cualquier Torneo, les dirán: "No, cuadro blanco a la derecha; es una norma. Es LA norma". Y si no les gusta, pueden protestar y a lo mejor se cambia. Y, por supuesto, ellos podrán seguir jugando como les dé la gana, entre ellos, con quien quiera aceptar esa pseudonorma peculiar, pero no en la oficialidad. Hasta que esa oficialidad cambie. Cuanto más se aleja un idioma de los elementos que lo formaron en su origen, más empírico y ajeno se hace. Nos asombramos, al menos yo, de que los indios de las películas se llamen Caballo Loco o Toro Sentado, cuando nosotros tenemos nombres que también significan algo, sólo que en un idioma que ya no conocemos, y sólo de vez en cuando nos lo recuerda alguno de esos libritos de nombres que compran las embarazadas. ¿Qué tal si mi nombre fuese Atrevido Hidalgo? ¿O tú, José, te llamaras Dios Proveerá García? ¿O Sergio, Guardián Urra? Blanca no tiene problema, ja ja. Pues lo mismo puede pasar con las palabras, con el idioma en general. El día que un trípode no tenga tres pies, ni un colgador sirva para colgar, ni un sombrero dé sombra, ¿qué lío de idioma estaremos hablando? Ya le estamos perdiendo la pista... Ya no se capta que un pordiosero pide por Dios, y apenas que un chubasquero sirve para no mojarse en los chubascos. Por eso yo defiendo fijar el idioma en lo posible. Para que las palabras, que se explican por sí mismas a partir de unas pocas bases, sígan así, y no llegue el día en el que no sepamos de qué hablamos. Un día pregunté en BV de dónde salió "Yo que tú", qué base tenía esa expresion. ¡La que se lio! Que si el idioma evoluciona, que si los hablantes tal y cual... ¡Valeee! Pero yo sólo quería saber de dónde sale. Toda palabra, toda expresión tiene su origen y su historia. Y en ese origen y esa historia está generalmente su legitimidad. O no. Con una pequeña historia acabo: tengo un amigo, de apellido Tordecilla. Tiene nueve hermanos, todos los demás se apellidan Tordesillas, que era el apellido de su padre. Pero el escribano municipal, en Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz, en Andalucía, donde hay seseo y se comen las "s" finales, escribió Tordecilla, que es "Tordesillas" leído por un andaluz, de los "cerrados". Alguien debió dictárselo así, y el hombre no captó. Mi amigo tuvo que ir con el libro de familia de su padre a todas partes, para acreditarse. ¿Creéis que sería aceptable que el idioma evolucionase de este modo? ¿A base de errores y torpezas? Cuando di clases, hace muchísimos años, mientras estudiaba, uno de los alumnos decía "estógamo". No es broma, aunque lo parezca. Y no había modo. Era cortito... Este hombre se va por ahí y ya tenemos una comunidad de hablantes con estógamo Saludos.
_________________ Saludos desde Barcelona - España.
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