A ti.
Ya no hablo como antes, no soy el mismo.
Mis voces se apagan en mi interior No logro entrelazar una frase sin que el espanto de mis años crucen las caretas.
Mis huesos encogidos, maltrechas las manos, no escriben mas; horror y miedo, hay en los pensamientos que alguna vez volaron libres pero hoy, ya no
¿Que paso? Que sucedió? ¿Donde quedo el ayer? ¿Donde quedo el miedo de morir? ¿Lo sabes tu, querida niña?
Lo sabe tu madre? la tierra que escupió tu nombre.
Santa Mela
Dueña y niña de estos temblores que sacuden terribles mis rodillas.
El aliento fétido de una boca roída, por dientillos putrefactos por donde se asoman una sonrisa senil.
Mario A.
A mis pocos años estoy muriendo y lo sabes
Lo sabes no soy el mismo, y tu si permaneces tan igual.
Tengo sueño debo descansar Mela.
Esa mela que lloran mis ojos.
Mario a.
Estado natural
Enfermo y loco Que dulce estado Me hallo.
Ignorante, necio e iracundo; bestia animal, natura.
Posesiva de quien grita, desnudo su locura.
Mario A.
Erizado pelos, pocos y tiesos, asustan a mis hijos.
Que observan perplejos lo reducido de un hombre culto.
Brillo inteligente todavia queda en un ojo lloroso.
Espuma brota de mi rota boca sangre roja y abundante de las heridas abiertas...
Bruto desatado, soslaya su ventura Arremete contra esos inútiles.
Blanqueados, aguamarina, purpura aves negras de hombres normalitos.
Mario A.
Enfermo y loco, en que dulce estado me hallo.
Soy tuyo... ¿Lo soy?
Mario a.
7 enero 20010
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