Cuando te canses de seguir arando, hasta que una flor te deje sorprendido y abandones rejones, tierra y surcos para regarla y ser por ello amado. y, una vez lo hayas conseguido, dejarla en el recuerdo o en el olvido.
Cuando te canses de seguir cantando, a flores blancas, rojas y amarillas hasta que ceses la música y el canto y en silencio las dejes —tú callado—, ellas pensando que es un desatino, excusándote con pasados que ya existen o amparándote pensando en el destino.
Cuando te canses del placer alado, que viene, va, vuela y se disipa y recuerdes los pilares de la vida, el amor que hace que tiembles, extasiado y te atrevas a pensar a qué conduce tanta y tanta imitación de vida o al menos dudes de si la felicidad que tienes conseguida es fruto de tu imaginación o de la suerte o una broma de Dios que siempre otorga lo que el hombre pide con fimeza entenderás que tu vida ha sido arena que se escapa poniendo a lo real tristes barreras.
Sigue jugando, amor, sigue jugando, que después de los años me cansé de jugar con trenecitos y quiero hacerlo con seres más cercanos que quieran compartir sus experiencias, enriquecerme evitando daños, y llevarme al éxtasis de forma natural y sin reparos.
Y no pienses que el enfado me hizo tomar nuevos derroteros, dejó de divertirme el reiterado juego. Quiero tener nuevas experiencias no recuerdos de otras primaveras, formar jardines donde la belleza exista y los colores surjan en enredaderas.
Tú, sigue jugando, amor, sigue imitando otros tiempos y sus polvaredas.
Última edición por milagros el 06 Dic 2017 19:02, editado 1 vez en total
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