VIDA EN TIEMPO DE MOROS

Creemos que Alcuéscar comenzó su configuración en la barriada del Altozano. No podía faltar el edificio religioso, que en este caso sería la mezquita, construida donde hoy se encuentra la iglesia parroquial. Debió ser muy pequeña y situarse en el lugar que ahora ocupan la torre y puerta del lado de poniente. Todo el campo de alrededor era el cementerio que permaneció hasta el año de 1.804 en que pasó a las afueras del pueblo, donde había una ermita llamada de los Mártires. Como vía importante se abriría la calle del Medio ( hoy del Dr. Huertas ) que está orientada al N., calleja o camino dirección Cáceres, y al S. camino de la Basílica de Santa Lucia dirección Mérida, dando vistas a la fortaleza de Montánchez.

Más adelante se construyó el Ayuntamiento donde se encontraba la cárcel y pósito del pueblo. Los portales contaban con cuatro arcos de medio punto hechos de enormes bloques de piedra de granito y bóveda de rosca con ladrillo macizo cocido. Dos arcos laterales daban a la plaza y los otros dos eran la entrada y salida dirección Iglesia-Fuente del Castaño. El suelo era de grandes lanchas. Este espacio sirvió durante siglos de mercado de abastos. Una vez construido el primitivo Ayuntamiento quedaría configurada la plaza y centro del pueblo. El Ayuntamiento junto con sus portales fue derribado en 1.972 por el alcalde don Claudio Gómez Rubio para construir el que tenemos hoy. No creemos que el ayuntamiento derribado fuese el primitivo pero es muy posible que los portales sí lo fueran. En la misma plaza central del pueblo se construyó, después de la conquista cristiana, la Encomienda de la Orden de Santiago.

El crecimiento de Alcuéscar ha sido siempre muy lento. Su desarrollo en los primeros siglos fue desde la vía principal hacia el Pocito, ahí construían los pobres o esclavos sus casas o cábilas. Los liberados lo hacían en la barriada del Altozano y los grandes señores en la vía principal hacia la plaza, cerca de la Casa del Pueblo y la Mezquita. Esto se hizo tan lento que los barrios de los Mártires y Altozano, están hoy casi igual que hace 500 años y a finales del siglo XIX el pueblo terminaba en el Pozanco, calle del Pino, Fuente del Castaño y el Pocito, unas casas más arriba de donde hoy termina. Creemos que el pueblo ha crecido más en los últimos 25 años que en los 1.144 años de su existencia anterior.

Los moros construían sus pequeñas casas con paredes de tapia y techos de vigas de madera con jaras y escobas de monte cubiertas con tejas de barro cocido que hoy todavía se conocen como tejas árabes. Esta construcción de tapia ha durado hasta los años 1.950. Hacia el siglo XVIII cambió paulatinamente la forma de techar, cambiando las escobas y jaras por tablas de pino clavadas a las vigas que seguían siendo de madera. Este tipo de techumbre sigue usándose en nuestros días.

Las casas de más alto nivel se construían de cantería y ladrillo macizo cocidos. Las fachadas y arcos solían ser de piedra y las bóvedas de rosca con ladrillo cocido. Todas las casas eran de paredes gruesas tanto las de mampostería como las de cantería y con ventanas muy pequeñas. Todavía se conservan verdaderas joyas de mampostería y bóvedas de rosca hechas con ladrillo cocido y es posible que algunas bodegas y sótanos de algunas casas antiguas sean de los últimos años de permanencia árabe.

En el tiempo que Alcuéscar fue de los moros la vida era muy sencilla. El pueblo era muy pequeño y toda la comarca estaba a expensas de los conquistadores, todos dependían del castillo de Montánchez que era donde estaba el señor feudal. La industria se limitaba a la carpintería, herrería, colmenas de miel, algo de agricultura y mucha ganadería. La caza era abundante. En ese tiempo toda la alimentación estaba basada en pan, carne, queso, huevos, miel, pescado, frutas y pocas cosas más. Todo en total sumisión y dependencia de los señores de la guerra.